En A Clockwork Orange, Alex DeLarge reflexiona que, en el cine, la sangre se ve más real. Esa reflexión siempre me gustó, pues yo desde muy joven descubrí en La noche estrellada de Van Gogh y en El Guernica de Picasso, una manera insospechada de la realidad, que me impidió, para siempre, ver de la misma forma a una mujer llorando o un pletórico firmamento.
EL TRABAJO DE JUAN FRANCISCO CASAS, HACE, COMO EN EL CASO DE LA SANGRE PARA ALEX DELARGE, QUE LA REALIDAD SE VUELVA MÁS REAL. TRANSITANDO POR EL CAMINO INVERSO A LOS PINTORES ANTES MENCIONADOS, QUE NOS MUESTRAN UNA REALIDAD MÁS PROFUNDA DEFORMÁNDOLA, CASAS NO DESVELA LA REALIDAD A TRAVÉS DE UN HIPERREALISMO QUE TODO LO MAGNIFICA, Y QUE REVELA INSOSPECHADOS DETALLES QUE, DE NO ESTAR “RETRATADOS” EN SU PLUMA, PODRÍAN IRSE ANTE LOS OJOS INCAUTOS.
Un bolígrafo azul nos hace más reales las imágenes que inmortalizó una cámara fotográfica, y las vuelve más reales porque aquí, en el asombro por la técnica sin mácula de Casas, el cabello de una mujer no es una sola cosa, sino un cúmulo de cabellos individuales, donde cada uno asombra, justamente por haber sido dibujado tan exhaustivamente. Si en una fotografía un rostro empapado perdería sorpresa, aquí cada gota y cada brillo reclaman nuestra atención. Una sábana estampada a flores deviene en grato encanto cuando cada flor de ese patrón textil se muestra con pequeñísimos cambios, dibujada una a una con sumo cuidado por el artista.
El trabajo de Juan Francisco Casas viene ser el homólogo de las esculturas de Mueck, vuelto dibujo, también con proporciones gigantes, que nos hacen descubrir la naturaleza humana y observar esa realidad cotidiana (que nos permiten intuir unas fotografías yaextraordinariamente ordinarias y vivas) transformada en algo más impresionante y real que la propia realidad.
Alejandro Zúñiga
*El Gran Vidrio agradece las facilidades prestadas para la presentación de su obra a Juan Francisco Casas y la Galería Fernando Pradilla. Todos los derechos reservados.
/ Tomado de El Gran Vidrio, número 0.
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